martes, 16 de octubre de 2007

Postales Consumistas

La vendedora es joven, simpática y linda. Bajita, piel canela, ojos verdes. Toda ella muy hipnótica. El juego es harto conocido: hay que vender, hay que vender y hay que vender. De repente oye voces: monto fijo mensual, período de prueba, perder el trabajo etc. Y vender fue lo que hizo. Con todo su cuerpo, con todos sus gestos y palabras calculadas. Sabía por qué estaba allí y lo que esperaban de ella.
Presentí: me va a dejar una tarjeta de la tienda con su nombre apuntado a mano.
Me va a decir que la próxima vez que pase pregunte por ella, en dos semanas llega mercadería nueva y me puede hacer un desc……

En la estantería de la tienda geek: Kurt Cobain Action Figure!!!! Pobre Kurt. De Beat Happening, Black Flag, Melvins y Sonic Youth a…esto. Nada peor que volverse un icono, esa penitencia eterna descontada en malls alrededor del planeta.

Tienda de ropa para púberes: mientras me pruebo unos pantalones que deben ser talla 34 únicamente en China, tengo la molestia de escuchar en los parlantes, a un insulso cantante de pop británico (que ni vale la pena mentar) haciendo un cover de “Where is my mind”. Aún sin ser fan de los Pixies me abordó un profundo sentimiento de horror. El Horror.

Por momentos se extraña la presencia de una amiga “inteligente y de buen gusto” que asesore y supervise las torpes excursiones al mundo de la ropa (decir moda sería muy presuntuoso). A veces autodenominarse como “esteta” no es suficiente para enfrentar la dislexia que surge al renovar un alicaído guardarropa. Saber cuando “demasiado” es realmente “demasiado” se vuelve muy difícil. De ahí, la paradoja del no-estilo. En el momento en que se piensa, aunque sea superficialmente, sobre la presentación personal, ya no hay vuelta atrás. La supuesta discreción en tonos y estilos es un cálculo más en un juego social del que resulta imposible escaparse.

5 comentarios:

Agustin Acevedo Kanopa dijo...

La seducción de la vendedora me parece de las más frías expresiones de sexualidad, incluso más que una puta en tanga cagándose de frío en una parada en invierno. Hay algo como ya preparado, el tipo la seduce y la chica tímidamente acepta el gesto o viceversa, pero hay como otro canal de la comunicación en el que ambos se saben actores, él sabe que ella está siendo atractiva por el mismo hecho de tratar venderle algo, y ella también sabe que él sabe, pero por esos quince minutos para el comprador es algo que resulta hasta cierto punto emocionante, jugando a creer que ella se siente atraída por él, al menos por el acotado tiempo en que dura la compra. Emociones efímeras, que vienen en el mismo pack de la compra.

PD:Concuerdo con lo de Kurt Cobain, como diría el cornonel Kurtz, the horror...the horror

cotox dijo...

Sí, de acuerdo. Lo peor es que uno reacciona ante la situación casi por reflejo. Es decir ,hay plena conciencia de las intenciones y el mecanismo que está en juego pero en el instante uno se va por la vía de la baba masculina. No importa que tan cínico y distanciado uno pretenda ser.

Agustin Acevedo Kanopa dijo...

yo soy tan cínico que he logrado borrar todo vinculo libidinal con tales vendedoras (Tomen, perras!)
A no ser que la que atienda le guste Guided by Voices, ahí la cosa cambia.

cotox dijo...

Bien por vos, sos más fuerte que yo. Por cierto muy bueno el post de los videos

Agustin Acevedo Kanopa dijo...

si te pinta pasate por el blog a opinar sobre los que están o proponer los tuyos