domingo, 30 de marzo de 2008

Junkies, emos, romanos, asaltantes de bancos y el inicio de la senilidad de Godard

Las cosas se ponen raras.Emos mexicanos atemorizados y agredidos por punks y darks ( teenage riot) Noticias sobre cacerolazos de clase media para arriba ( upper class riot?)
Y luego está China comprobando que hay países que cuando intentan pavonearse frente a la “comunidad internacional” casi por regla terminan sacando su lado más facho. Como en los juegos olímpicos de la Plaza Tlatelolco y el Mundial de Fútbol de la Escuela de Mecánica de la Armada

Ah y también vi algunas películas en la santa semana.
Después de un laaaaaargo tiempo vuelvo a tener banda ancha por lo que he bajado un montón de cosas que no tendré ni tiempo de ver.

Fui al cine a ver la oscarizada película de los Coen
Está bastante bien. No me interesan mucho las lecturas “alegóricas” que se le puedan realizar. Mis impresiones son de pura superficie. Es el efecto de ver una película en pantalla grande supongo (y verla una sola vez).
La violencia se vuelve extrañamente satisfactoria y emocionante pero no de una manera tarantinesca o “cool”, sino en un nivel más sensorial, el ruido de los disparos, la sangre que brota a chorros, el sonido de los forcejeos y los huesos que se rompen. Filmar la violencia es hacerla glamorosa, no se puede negar
La actuación de Bardem es, sino carente de psicología, al menos bastante opaca. El personaje del asesino no se “explica” nunca porque no se puede explicar. Es una presencia ominosa, un monstruo de peinado ridículo sin pasado ni futuro
Los Coen no se ahorran algunos chistes fáciles sobre los pueblerinos, pero en general el tono es sombrío y distanciado sin caer en una solemnidad excesiva. Es una película masculina, y pesada, como una especie de western sin resolución ni justicia. Eso es lo que me llamó la atención, la manera en que el final deja al espectador insatisfecho, esperando un desenlace de thriller más convencional.
Cuando salía del cine escuché que una tipa comentaba: “la película como que no terminó pero creo que tampoco empezó”. No se si esto es una burrada o una genialidad

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Margot at the wedding: Nicole “Botox” Kidman en una película indie. Una especie de continuación más amarga de la notable “The Squid and the Whale”. La narración es demasiado “episódica” para ser considerada convencional pero demasiada convencional para pasar por un producto más “arty”. Esto hace que se quede en un medio camino característico de muchas películas independientes que también se apegan de manerademasiado firme al naturalismo. Sin embargo es rescatable la manera sutil en que se presentan las vilezas y mezquindades de los personajes mediante diálogos aparentemente inocuos pero con una gran carga de mala leche.
El ámbito social en el que se desarrolla la película ya es harto conocido e incluso trillado: clase media intelectual, neurosis, infidelidades etc. Estos personajes son realmente insoportables pero la película está bien, la volvería a ver





Martín Hache: Hay películas que dan la impresión de no tener director. Lamentablemente, en este caso parece que hay más guionista que director o que este asumió un rol de guionista descuidando las sutilezas de la puesta en escena . Aquí todas las intenciones están subrayadas en rojo con algunos diálogos cayendo en el bochorno. La gente habla y habla con mucha banalidad cocainómana. ¿Qué estaba viendo? ¿una obra de teatro filmada?
El personaje del padre se presenta como un hijo de puta pero lo redimen un poco al final, no vaya a ser que…Aún así existía potencial para realizar un estudio de personajes menos obvio, tal vez con un poco más de brutalidad fassbinderiana. Pero lo que hay es lo que hay




Dog Day Afternoon: La secuencia inicial parece sacada de un documental sobre el Nueva York de los años setenta y es realmente sorprendente, además de no tener ninguna relación con el hilo narrativo de la película. Luego el accidentado asalto a una sucursal de banco se vuelve un despliegue de maestría narrativa y actoral con un Al Pacino nervioso e insuperable. A pesar de basarse en un hecho real y de ser una película de Hollywood, todo está empapado de una absurdidad tragicómica. Y es que la peripecia de un bisexual que asalta un banco para costear la operación de cambio de sexo de su amante demuestra que a veces la realidad es mejor guionista que los guionistas. Si se va a hacer cine narrativo convencional y masivo no podría estar por debajo del estándar de una película como esta: buenas actuaciones, buen ritmo y el sobreentendido de que la audiencia no es idiota





Satyricon: Una experiencia más pictórica que narrativa. El cine fragmentado y sacado adelante a fuerza de pura excentricidad artística y una autoindulgencia que hoy en día resultaría impensable. Fellini hace que todo parezca una mueca. Esas composiciones tan planas y coloridas, esos gestos en los actores tan antinaturales y cómicos. Es teatral pero en el buen sentido, artificial, excesivo, con la paradoja de ser grandilocuente sin tener pretensiones épicas en su narrativa. Confieso que me adormile a ratos pero la idea de una costosa megaproducción “arty” es muy interesante y totalmente imposible en la actualidad




King Lear: Esta supuesta adaptación es como agarrar la obra de Shakespeare, arrancarle las páginas, tirarlas al aire, cortarlas y volver a pegar todo agregándole cromos, notas al margen, pedazos de basura en forma de collage y en general todo tipo de delirios. Además tiene uno de los elencos más bizarros de toda la filmografía de Godard: Norman Mailer, Woody Allen y hasta la reina teen ochentera Molly Ringwald.
Un desastre tolerable solo para los más devotos pero con momentos de gran lucidez en medio de la incoherencia y la pretensión.




Drugstore Cowboy: ¿Una peliculita de drogas con gente linda posando y haciendo caritas? Un poco de eso y mucho más. Sordidez distanciada, carencia de moralismo, cameo de Burroughs como sacerdote junkie .Se venían los noventas. Cine independiente como una promesa de vigor y carencia de efectismos y obviedades. ¿Quedó algo de todo eso? Una mezcla bastante habilidosa de preocupaciones de autor con la suficiente cuota "hip" para volver a una película de culto. Primera y única vez que soporto a Matt Dillon

lunes, 24 de marzo de 2008

Hay carreteras incluso en el cielo

¿Quién no ha tenido una conversación de esta naturaleza alguna vez en su vida?





Algunas bellezas de la gran pantalla y prueba de que divas eran las de antes.



Si se portan mal posteo el resto



Godard es kitsch, es indie y de fijo que lee pitchfork



Absolute porn corrupts absolutely



Mañana un post de verdad...espero

lunes, 10 de marzo de 2008

Dilemas banales: Ir al cine solo

No me gustan mucho las películas de los hermanos Coen es cierto, pero esta nueva película promete. Además, el cine es cine solo en el cine.
Por eso es extraño que de la sala oscura y el proyector pasemos a la pantalla de la PC con copias bajadas de E-mule, en algunos casos ripeadas de alguna cinta de VHS
Sí, un boleto, 1, one.
Ir al cine solo
Eso es de pedófilos, fracasados, oficinistas calvos con mal aliento, masturbadores compulsivos, buscadores de mamadas en baño público.
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Un a vez vi a un profesor de la universidad en un shopping mall decadente y casi vacío. Yo estaba sentado y muy tranquilo, comiéndome un sanguchito cuando de repente veo que el hombre se mete solo al cine para ver Flores Rotas de Jarmusch. Se veía triste. Más tomando en cuenta que es un gallego de 2 metros al cual se le dificultaba disimular su humanidad, por decirlo de alguna forma
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¿Quiénes iban a ver porno en la época dorada, es decir antes de la llegada del video? O más bien ¿quienes iban todavía en la época del video casero? Gente sin VHS aparentemente
Pee Wee Herman no tenía VHS tampoco.
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Hay un libro de cierto sociólogo pop y “queer” del que ya no me acuerdo el nombre, en donde habla sobre el cruising y sus diversas manifestaciones. Los cines porno quedaban, según su “trabajo de campo” como paraísos del libertinaje gay, con baños sin nada que envidiar a los salones de orgías romanos. Muy exagerado la verdad. Me pareció más que nada “wishful thinking” por parte del sociólogo pop.
Pero quién sabe, nunca he ido a ese tipo de establecimientos. En esta época ir a un cine porno está casi al nivel de meterse a una secundaria a robarse los calzones-bragas- bombachas de las chicas mientras están en su clase de natación.
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Cuando estaba en la escuela, la parada de bus para ir a mi casa quedaba cerca de un cine porno. En otras épocas me imagino que dicho recinto acogió a las glorias de hollywood , pero ya para ese tiempo estaba resignado a la nueva era de asientos pegajosos y sospechosos movimientos repetitivos del brazo derecho (o izquierdo). La programación era entrañablemente “old school”. ¡Pasaban “El Diablo en la Señorita Jones”! Estamos hablando de 1992-1993.

Más títulos geniales: Lord of the Cockrings, Weapons of ass destruction

Si para ver una película “en serio” hay que verla en el cine y con una copia de 35mm entonces la cinefilia solo existe en Nueva York, París, Londres y otras ciudades coquetas.
Para muchos, lo más a lo que podemos aspirar es a las copias en DVD y con buen transfer de Criterion. Y después la mula, y los torrents con toda la baja en calidad que eso implica. Los demás son sueños mojados sobre retrospectivas, festivales, copias restauradas etc
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En un vano ejercicio retrospectivo me puse a pensar en el lejano año de 1998. De alguna extraña manera me parece remoto, casi como perteneciente a otra vida.
¡No había ni mierda! Oscurantismo pre banda ancha. Revistitas importadas que solo servían para imaginarse como putas sonaría Dinosaur Jr o Wire.
La candidez de pensar que de MTV se podía sacar algo bueno. Películas, las de la tele y los estrenos nada más. De política, nada ni idea. Inocencia de un presente eterno. El pasado era una cosa medio rancia, algo que aprender y vomitar en exámenes.
Por suerte había Shakespeare y el Quijote (sí así de nerd era yo), los videojuegos, las tetas de las compañeras del colegio y poco más. Hoy hay demasiado.

A los caballeros que vayan solos al cine llevar por favor el siguiente look: anteojos oscuros, una gabardina negra,barba de 2 semanas y zapatos imitación cuero marrón. Es el look "onanista de cine porno circa 1974". La nueva sensación.

Para no perder la costumbre